SOMBRAS CHINESCAS
¿Quién
no ha jugado de niño con su propia sombra?, tratando de huir de ella, pisándola
o riéndose al verla deformada al proyectarse sobre una superficie irregular.
Tres
elementos básicos intervienen en el teatro de sombras: el haz de luz, la
pantalla iluminada y el actor u objeto que, colocado entre ambos, interrumpe el
haz de luz y proyecta por tanto su sombra sobre la tela. Para que esto suceda
el lugar donde va a representarse una función de sombras debe estar oscuro, de
forma que el único foco presente sea el que utiliza el manipulador de las
sombras. Esta nocturnidad necesaria hace que este teatro vaya acompañado de una
carga de fascinación y magia que el titiritero debe saber aprovechar. La sombra
despierta evocaciones, sugiere un mundo irreal, cercano a los sueños, a la
frontera que separa lo tangible de lo intangible. El cine es en su origen heredero
directo de esta disciplina y de las diferentes linternas mágicas que lo
precedieron.
¿Cómo
construir un teatro de sombras?
Fácil.
Aunque son muchas las posibilidades y técnicas para trabajar las sombras
básicamente debemos contar con:
A.Una pantalla
B. Una fuente de luz
C. Figuras opacas o translúcidas para
crear sombras
La pantalla puede estar
fabricada de distintas formas y con
diversos tamaños. Desde grandes lienzos de tela blanca soportados con
estructuras de madera o metal a pequeñas pantallas fabricadas con sencillas
cajas de cartón en las que tras recortar una ventana
adherimos un papel vegetal que le proporcione un grado de transparencia
suficiente para su función. Con
distintas formas, rectangulares, redondas… dependiendo de las necesidades
narrativas que tengamos.
También puede variar mucho el tamaño
de la escena y es posible construir pequeños retablos portátiles o grandes escenarios
sobre los que proyectar sombras de varios metros. Es obvio que el efecto
sugestivo que produce un gran montaje es
mayor que el que proporciona un teatrillo de pocos centímetros, pero la
capacidad narrativa de ambos es patente.
Hemos probado muchas fuentes de luz y
con muy distintos resultados. Focos puntuales con luz muy direccional, luces
difusas proyectadas desde distintas posiciones y alturas, bombillas de colores,
bombillas blancas con filtros para conseguir diversos efectos (día, noche,
etc.). Cada una produce un efecto distinto y no podríamos considerar que
ninguna de ellas fuese la correcta. La experimentación es la mejor consejera.
En nuestras últimas experiencias hemos
empleado el retroproyector como fuente de luz que ofrece muchas posibilidades
creativas y se adapta muy bien al trabajo con figura humana.
Las figuras se pueden fabricar con
cartulinas (negras preferentemente.
Podemos recurrir a fotocopias que utilizaríamos como plantillas para así
facilitar el trabajo. Realmente todo depende de la destreza del dibujante, de
su capacidad de imaginar el efecto producido por una silueta (a veces los niños
intentan conseguir imágenes de gran complejidad que no son reconocibles como
silueta) y de la calidad del recorte .Podemos comenzar por figuras muy simples
y más tarde intentar articularlas con encuadernadores, aumentando gradualmente
la complejidad de los diseños. Las figuras finalmente deben estar soportadas
por palitos (los de bambú de hacer brochetas son estupendos) y sujetas con
cinta adhesiva (la de carrocero es la mejor).
Finalmente hemos dirigido nuestro
trabajo hacia el empleo de la figura humana complementada con siluetas de
cartón por ser una forma muy interesante de combinar la expresión corporal con
la intención dramática que guía nuestro proyecto de trabajo.
Las siluetas tienen un código muy particular que hay que
explorar, dado que se trata de formas rígidas. Lograr comunicación a través de
ellas no es tan sencillo. Además debemos partir de una idea primigenia. Hay que
tener algo que contar.
Pero también es viable un teatro de objetos basado exclusivamente
en sensaciones, en imágenes sin apoyo narrativo. Quizás sería un buen
principio, pero sin renunciar más tarde a contar historias apoyadas en un
texto. Nuestras primeras experiencias fueron unos cuadros escénicos en los que
representamos el campo, la ciudad, diversos animales, todo aderezado y
complementado con un montaje sonoro y musical.
Debemos hacer hincapié en la
importancia que los lenguajes sonoro y musical tienen en la composición de
historias con sombras. Su calidad debe por lo menos igualar a la de las
imágenes.
Una vez que hemos establecido unos
principios básicos del lenguaje de las sombras nos queda comenzar la investigación, y es que es ésta la que
nos irá dando experiencia y oficio. Los errores serán una y otra vez nuestra
mejor escuela y sobre ellos iremos edificando un estilo personal y
conseguiremos alcanzar nuestro fin último:
la expresión personal y del grupo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario